Responder a las emociones

El estrés, el agotamiento y las emociones intensas e incómodas son grandes desencadenantes de los atracones.

12/23/20254 min leer

water falls in the forest
water falls in the forest

Todo esto puede alimentar deseos de atracón basados en el hábito.

Este tipo de hambre no tiene que ver realmente con la comida.
Tiene más que ver con aquello que la comida nos permite evitar.

Para algunas personas, tener un atracón es simplemente una forma de cambiar lo que sienten.
O, más aún, de anestesiar las emociones para no sentir nada en absoluto.

Por eso, una de las mejores maneras de actuar frente a los atracones ligados al hábito
es abordar estas problemáticas antes incluso de que tengan la oportunidad de aparecer.

Rincón de Coaching

La noche es el momento en el que muchas personas comen en exceso o tienen atracones.
Generalmente, porque estamos emocionalmente (y a veces físicamente) agotados.

Suele ser el primer momento del día en el que realmente tenemos tiempo para pensar.
Ya no estamos corriendo de un lado a otro. Los niños duermen, los correos se ralentizan, todo está ordenado y… solo quedamos nosotros.

En el fondo, sabes que un atracón no es lo que realmente necesitas.
La comida puede aliviarte en el momento, pero ese alivio es temporal y te deja sintiéndote aún peor cuando termina.

Al adoptar los siguientes pasos, podrás responder a tus emociones de una forma más saludable, equilibrada y orientada a la recuperación.

Paso 1: Asegúrate de comer lo suficiente

Antes de examinar tu nivel de estrés, tus relaciones, tu entorno o cualquier otro factor externo,
asegúrate de estar comiendo lo suficiente durante el día.

Si no comes lo suficiente y tus comidas y colaciones no están equilibradas,
te estás poniendo en una situación que favorece un nuevo atracón.

Ningún trabajo emocional ni ninguna técnica de gestión del estrés funcionarán
si tu cuerpo está en un estado de hambre primaria.

Por eso, el primer paso consiste en aplicar los principios de una alimentación equilibrada:
comer lo suficiente y de manera balanceada a lo largo del día para evitar un hambre excesiva por la noche.

Paso 2: Dar espacio a tus emociones

Ahora es el momento de reflexionar sobre cómo respondes a lo que sientes.

En lugar de juzgar duramente tus emociones, acógelas y trátate con compasión.

Todas las emociones forman parte de la vida.
Todas las emociones son válidas e importantes.

Enriquecen, colorean y amplifican nuestra existencia.
El duelo nos ayuda a frenar y reflexionar sobre la vida.
La ira nos permite defender nuestros valores.
La duda nos ayuda a evaluar nuestras capacidades.
La tristeza es una respuesta saludable ante la pérdida.
La ansiedad puede indicarnos que estamos atravesando una situación difícil.

Es normal tener emociones, tanto agradables como desagradables.
Eso es ser humano.

Todos somos humanos y, como tales, a veces nos sentimos inseguros, insuficientes, inadecuados, decepcionados, tristes o no amados.

Todo esto forma parte de la vida.
La idea de que todo el mundo vive una vida perfectamente feliz es solo una ilusión.

Sentirte así no te convierte en un fracaso.
Te convierte en un ser humano, vivo, aquí y ahora.

Mereces amor y cuidado, incluso con tus defectos y fragilidades.
Porque, en el fondo, eres una buena persona. Y eso ya es razón suficiente para quererte.

Paso 3: Ponte el sombrero de detective y hazte algunas preguntas

Las preguntas nos ayudan a cambiar de perspectiva.
Nos permiten ir a la raíz de las dificultades y, una vez identificadas esas causas,
es mucho más fácil responder a nuestras emociones de manera adecuada.

Aquí tienes algunas preguntas para comenzar:

  • ¿Qué representa la noche para mí?

  • ¿Me siento solo o sola?

  • ¿Deseo estar en pareja o con un compañero o compañera?

  • ¿Me angustia la idea de un nuevo día de trabajo?

  • ¿Tengo algo que esperar con ilusión?

  • ¿Me siento abrumado o abrumada por el desorden a mi alrededor?

  • ¿Por todo lo que tengo que hacer?

  • ¿Cuándo fue la última vez que realmente me divertí?

  • ¿Estoy aburrido o aburrida?

  • ¿Me siento estimulado o estimulada intelectualmente?

  • ¿Mi pareja me hace sentir aún más solo o sola porque no me siento conectado o conectada como me gustaría?

Hacernos estas preguntas nos ayuda a entender por qué queremos comer, y eso es fundamental.

La realidad es que, en el fondo, a menudo conocemos la verdadera razón
(aunque no siempre queramos admitirlo).
Y si no es así, estas preguntas nos ayudarán a descubrirla.

Paso 4: Da un pequeño paso para responder a tus emociones

Escuchar tus emociones te permite saber cuándo necesitas consuelo,
cuándo necesitas espacio o tiempo a solas,
y cuándo necesitas compañía o un abrazo cálido.

Si realmente escuchas lo que tus emociones están tratando de decirte,
puedes responder mientras aún son solo susurros,
y no necesitarán gritar para ser escuchadas.

Intenta dar un pequeño paso para responder a tus verdaderas necesidades.

Haz una lista de algunas estrategias que puedas utilizar para cuidarte
cuando enfrentes emociones difíciles (sin recurrir a la comida).

Puede que estés pensando:
«Suena muy bien en teoría, pero no tengo ni el tiempo ni los recursos para cambiar mi vida de esta manera».

Recuerda que los pasos más pequeños pueden generar los cambios más grandes.
A veces, una nueva perspectiva es todo lo que necesitamos para iluminar el camino.

Si sientes la necesidad de ser acompañado o acompañada para aprender a atravesar tus emociones de una manera diferente, sin recurrir a la comida, recuerda que no tienes que recorrer este camino en soledad. No dudes en ponerte en contacto con nosotros para recibir coaching y un acompañamiento personalizado 💛